Tengo un regalo de Dios.

Hace mucho, en un anterior blog ( y si este no tendría lígado mi e-mail, seguro también lo perdería) publique una entrada que casi tiene relación con la historia de este afortunado hombre.

Un vagabundo en una esquina, en alguna calle en Wall Street y un Presidente que llegaba por las mañanas a su empresa(llamemosle Steve), un día de esos que hacia mucho frío pasaba muy temprano como siempre y ve a este indigente calado de frío; pide al conductor que se detenga y desciende de su maybach se acerca al hombre para ofrecerle su abrigo, Ted muy sorprendido al principio lo rechaza pero termina aceptando.

Así pasó esa estación, al año siguiente otro frío invierno Steve vuelve a ver al pobre hombre que le había regalado su fino abrigo, se acerca y le pregunta si se acordaba de él y por supuesto que Ted recordaba a aquel hombre -revisaste tus bolsillos- pregunta Steve, -no- responde el otro un poco desorientado, -revisalo!-le dice con voz firme. Ted rebusca sin prisa pero sin pausa y después de unos segundos encuentra en el bolsillo interior un brillante. Lo había estado llevando todo este tiempo; tú también busca en tu interior.

La historia que vive Ted Williams un locutor de radio, es real con final feliz.

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